'Cómo vivir contigo mismo', consigue salirse de la costumbre para presentar algo más cercano a la ciencia ficción de bolsillo en formato de comedia dramática situacional.
La nueva serie original de Netflix es una comedia existencial con ecos de ciencia ficción que coquetea con el drama cuando pisa el acelerador. A través de la situación de Miles (Paul Rudd), 'Cómo vivir contigo mismo' deja sitio para la reflexión a través de la cadena de acontecimientos que se suceden cuando el héroe pretenda ser mejor de lo que cree ser. Cuando el protagonista decide que, al igual que casi todos nosotros, debe cambiar la actitud vital que le devora.
Si bien es cierto que el primero de los ocho episodios de media hora apunta a la ciencia ficción pura y dura, la serie no tardará en desmarcarse del género para centrarse en las penurias de un matrimonio en crisis. Para ello, Rudd cuenta con la inestimable ayuda de Aisling Bea y con las puertas abiertas a las miserias habituales de las parejas de hoy día. Por supuesto, la mayoría de esas puertas nos llevan a los rincones de una mente contigua a la locura.
En cuanto asumimos que esto no va a ser una historia de ciencia ficción al uso, y sí un relato de la ruptura de la rutina y la ansiedad vital con un toque fantasioso y costumbrista, aderezado con una potente carga dramática, estaremos listos para el viaje. Esa ruptura se muestra desde los diferentes puntos de vista de los implicados, jugando con las expectativas del espectador mientras disfruta de colocar inesperados cliffhangers entre medias.
Ls serie fue creada y escrita por el ganador del Emmy Timothy Greenberg, veterano de 'The Daily Show with Jon Stewart', la serie encuentra su lugar ideal en la dirección de Jonathan Dayton y Valerie Faris, responsables de 'Pequeña Miss Sunshine', que juegan a favor de obra con sus habituales maneras indies y más cercanas al corazón que al cerebro. Aunque todo parta de ciencia ficción pura y dura.
'Cómo vivir contigo mismo' funciona al jugar a sorprender, saliéndose de lo previsible cuando la ocasión lo requiere, pero que brilla cuando equilibra la balanza. Y ya no estamos hablando de comedia y ciencia ficción. Aquí hay sitio para el thriller conspiranóico, el drama y lo que se ponga por delante. El guión de Greenberg se muestra preciso y afilado, llevando la serie en la dirección prefijada y sin que sus cambios tonales resulten bruscos.
Y la serie, por momentos, se vuelve un reflejo físico de las muchas inquietudes internas de cada uno. Una pelea constante entre nosotros y nuestras dudas y decisiones, materializadas aquí en un ser superior que, al contrario de lo esperado, podría arruinar nuestra existencia.
Si bien es cierto que la serie puede no resultar especialmente original si uno está puesto en el género fantástico más humano e independiente, como en la recordada 'Seguridad no garantizada' del ahora todopoderoso Colin Trevorrow, sí es una buena mezcla de las actuales inquietudes cómico-dramáticas y la sempiterna ansiedad tecnológica de la ficción actual, ese tonillo new age que puede cargarse un conjunto multimillonario como 'Géminis' o elevar por encima de la media una pequeña serie costumbrista que pretende disparar a lo divino y lo humano, al hombre y a la gran corporación, durante su breve existencia. A pesar de un cierre un tanto conservador.
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